El gesticulador by Rodolfo Usigli

El gesticulador by Rodolfo Usigli

autor:Rodolfo Usigli [Usigli, Rodolfo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Teatro, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 1937-01-01T00:00:00+00:00


Treviño sale rápidamente después de dirigir una mirada circular a la escena.

ESTRELLA: Se equivoca usted, mi general. Al reaparecer, usted se convierte automáticamente en el candidato ideal para el Gobierno de su Estado natal.

ELENA: ¡No, César!

JULIA: ¿Por qué no, mamá? Papá lo merece. (Lo mira con pasión).

CESAR: ¿Por qué no, en efecto? (Salinas se reúne con el grupo sonriendo). Voy a decírselo, señor… señor…

ESTRELLA: Rafael Estrella, mi general.

CESAR: Voy a decírselo, señor Estrella. (Involuntariamente en papel, viviendo ya el mito de César Rubio). Me alejé para siempre de la política. Prefiero continuar mi vida humilde y oscura de hasta ahora.

ESTRELLA: No tiene usted derecho, mi general, permítame, a privar a la patria de su valiosa colaboración.

GUZMAN: EL Estado está en peligro de caer en el continuismo… usted puede salvarlo.

CESAR: No. César Rubio sirvió para empezar la revolución. Estoy viejo. Ahora toca a otros continuarla. ¿Habla usted oficialmente, compañero Estrella?

ESTRELLA: Cumplo, al hacer a usted este ofrecimiento, con la comisión que me fue confiada en México por el Partido Revolucionario de la Nación y por el señor Presidente.

GUZMAN: Yo conozco el sentir del pueblo aquí, mi general. Todos sabemos que Navarro continuaría el mangoneo del gobernador actual, de acuerdo con él, y no queremos eso. Navarro tiene malos antecedentes.

ESTRELLA: Conocen la historia de usted, y eso basta. El Partido, como el instituto político encargado de velar por la inviolabilidad de los comicios, ve en la reaparición de usted una oportunidad para que surja en el Estado una noble competencia política por la gobernatura. Sin desconocer las cualidades del precandidato general Navarro, prefiere que, el pueblo elija entre dos o más candidatos, para mayor esplendor del ejercicio democrático.

GUZMAN: LA verdad es que tendría usted todos los votos, mi general.

GARZA: No puede usted rehusar, ¿verdad, compañero Salinas?

SALINAS: (Sonriendo). Un hombre como César Rubio, que tanto hizo… que hizo más que nadie por la revolución, no puede rehusar.

CESAR: (Vacilante). En efecto; pero puede rehusar precisamente porque ya hizo. Hay que dejar el sitio a los nuevos, a los revolucionarios de hoy.

ELENA: Tienes razón, César. No debes pensar en esto siquiera.

JULIA: ¿Pero no te das cuenta, mamá? ¡Papá gobernador! Debes aceptar, papá.

GUZMAN: Gobernador… ¡y quién sabe qué más después! Todo el Norte estaría con él.



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